lunes, 5 de septiembre de 2016

Economía: Situación Económica Mundial y el Cambio Climatico

El escenario mundial, con sus avances tecnológicos, su integración comercial, el acceso a la información a través de la web, el desarrollo de nuevas tecnologías y corrientes económicas están presionando a las empresas a cambiar su mentalidad en relación al entorno en el cual se desenvuelven, ahora ya no es opción ser sostenible y amigable con el ecosistema donde se desarrollan, ahora es una obligación.
Pues si algo le pasa a este mundo, no habrá industrias, empresas o actividad comercial tal cual como la conocemos hoy.
Escenario Económico y Cambio Climático
Según la NASA, 2015 fue el año más caluroso desde que el hombre comenzó a medir la temperatura del planeta. Esto no era de ninguna manera un caso aislado, sino una tendencia constante desde el año 2000 hasta la actualidad; el mayor culpable es el calentamiento global asociado con la actividad humana, junto con las emisiones de Gases del Efecto Invernadero (GEI) como subproducto de la combustión de combustibles fósiles (tales como el carbón y el petróleo).
El cambio climático es un tema que se ha discutido muchísimo: el actor Leonardo DiCaprio ha hablado muy francamente sobre la necesidad de actuar en la Asamblea General de la ONU, el Presidente de los EE.UU. Barack Obama agregó el Cambio Climático a su mandato, y en París, 195 países alcanzaron un acuerdo histórico durante la conferencia COP21.
A pesar de todos estos esfuerzos, el consenso es que la solución está todavía muy lejos, y que las grandes empresas simplemente no hacen lo suficiente. 
El Enfoque Tradicional del Cambio Climático
El debate sobre el cambio climático por lo general se aborda comenzando con 3 suposiciones fundamentales. La primera se refiere a un deber moral: es nuestra responsabilidad salvaguardar el planeta para las generaciones futuras, ya que sólo tenemos un planeta Tierra.
La segunda suposición es ecológica: la mutación del clima por la cual nosotros somos responsables también es responsable por los desastres naturales imprevisibles, en los cuales hay muchas víctimas.
La tercera suposición deriva de la yuxtaposición del progreso y el medio ambiente: el progreso significa crecimiento económico, y el crecimiento económico de un individuo o una nación implica una mayor contaminación; el progreso demanda energía, y el acceso a la energía es cada vez más a costa del medio ambiente. Pedirles a las personas o a las naciones enteras que limiten su propia huella de carbono significa ponerle límites a su demanda de energía, y por lo tanto, a su demanda de crecimiento. Pedirles a las personas y a los estados que compensen su propia huella de carbono conduce a que su crecimiento sea más caro, lo que a su vez explica las diferencias entre los planes de la mayor parte de América Latina y de los países desarrollados para combatir el cambio climático.
Desde la revolución industrial, el progreso no se ha dejado de alcanzar a costa del planeta donde vivimos; en el año 2040 la demanda de electricidad solar se espera que aumente un 70%. Con estas estadísticas, no podemos darnos el lujo de seguir pensando en la Tierra como un recurso disponible, listo para el consumo.
Las fuentes renovables resuelven este problema, porque transforman radicalmente la disponibilidad de energía: a partir de un juego de suma cero, que se trata de una carrera para ver quién puede reclamar por los combustibles más fósiles, usándolos en detrimento del medio ambiente, a un juego de suma positiva, mediante el cual el acceso de una parte a la energía no afecta al acceso de la otra parte, los recursos no son limitados ni localizados, y el impacto ambiental es mínimo.
Necesitamos construir alternativas convenientes y tangibles hasta que se adopte y se replique una nueva dirección. Sin embargo, todavía hay muchos que creen que el recurso a las fuentes renovables sigue siendo poco práctico desde el punto de vista económico, en comparación con el uso de combustibles fósiles.
Y si miramos a largo plazo?
Debemos tener en cuenta tanto los costos como los beneficios de cualquier elección que hagamos.
Para Enel, LATAM es un enorme laboratorio tecnológico cuando se trata de energía renovable. Sin embargo, las soluciones que hemos adoptado no fueron motivadas por reacción a la cuestión del cambio climático, sino que derivan de una estrategia precisa concentrada en la Teoría del Valor Compartido de Porter y Kramer: sólo alineando los intereses de los accionistas con los del cliente y la región es posible el crecimiento exitoso de un negocio en el tiempo.
Los recursos renovables necesitan no sólo ser una reacción al cambio climático. Son motores del progreso. Los beneficios son muchos, tangibles e inmediatos:
● La tecnología hace que los recursos renovables sean aún más competitivos desde un punto de vista financiero, y que también tengan un tiempo de comercialización sumamente rápido. La energía renovable puede ser competitiva con la producción de energía tradicional, incluso en las zonas geográficas en las que su desarrollo está todavía en las primeras etapas, como estamos demostrando en Perú, administrando provechosamente tres tecnologías renovables diferentes en el país: eólica, solar e hidroeléctrica (en total, 326 MW). Los recursos renovables proporcionan la diversificación de la matriz energética de un país, haciendo que el sistema de energía sea más resistente y mejor enfocado para enfrentar los desafíos que plantea el cambio climático.
● Los recursos renovables generan seguridad energética en el país que los desarrolla, pues su producción no depende de la volatilidad de los precios de las materias primas. Los países menos desarrollados, que a menudo son ricos en combustibles fósiles, podrían fijar sus objetivos en un crecimiento más estable. En Venezuela, los combustibles fósiles parecen ser más una maldición que una ventaja. Desde 2005, Uruguay ha invertido más del 3% de su propio PIB en la alteración de su matriz energética para favorecer las energías renovables, y ahora genera un 95% de la electricidad del país a partir de energía renovable.
● Los recursos renovables también ayudan en la solución de la cuestión de llevar energía a las comunidades aisladas, como lo demuestra el caso de Ollague, donde la energía renovable nos permite proporcionar la energía (24 horas al día, 7 días a la semana) a un pueblo que está fuera de la red a 3.700 metros por encima del nivel promedio del mar, en una zona desértica de Chile, asegurando que el pueblo tenga acceso a la energía, incluso por la noche.
● Los recursos renovables crean puestos de trabajo locales y sobre todo promueven un diálogo directo, inclusive con las comunidades que están asentadas en la región, como lo demuestra el caso de Cerro Pabellón, en Chile, donde estamos construyendo la primera planta geotérmica de América Latina (48 MW). La participación de 6 comunidades indígenas quechuas y atacameñas lo ha hecho de forma tal que algunas de las inversiones y los beneficios obtenidos permanecen en el lugar, gracias también a la integración de las mismas comunidades en la cadena de proveedores de servicios para la fase de construcción del proyecto. Esto ha facilitado el nacimiento de nuevos empresarios, la mayor parte de los cuales son mujeres.
Lo que podemos aprender de nuestros esfuerzos en América Latina: la sostenibilidad como una consecuencia de nuestro enfoque de Valor Compartido.
Empresas Sostenibles ¿Opción u Obligación?
En el mundo empresarial, lo sostenible ha pasado de ser accesorio o una moda, a ser casi obligatorio y acabará siendo una norma. Como dice Andrew Winston, autor de las obras ecointeligentes Green to Gold y The Big Pivot, la sostenibilidad ha de estar en el ADN de las empresas.
Últimamente observamos que el mundo empresarial está reaccionando en términos de sostenibilidad, adaptándose a las nuevas condiciones a las que se va a enfrentar el Planeta: calentamiento global, fenómenos climatológicos extremos, y recursos escasos, por citar algunas.
Otro mito que se está pulverizando es que las empresas sostenibles no pueden ser rentables. Focalizadas en el cortoplacismo, muchas compañías están descubriendo otro tipo de rentabilidad, quizás no a la que se han acostumbrado los accionistas.
Por ejemplo, cuando una empresa se fija el reto de consumir energías de fuentes renovables debe realizar inversiones importantes para alcanzar esa meta. Sin embargo, el ahorro en el coste de energía y la reducción de emisiones de CO2 compensarán la inversión y no tienen por qué encarecer productos y servicios.
Este giro de las empresas hacia la sostenibilidad se puede apreciar desde antes de la Cumbre Climática de París (COP21) donde si pudimos observar cómo los políticos se subían decididamente al carro del respeto por el Medio Ambiente.
Con el escenario de subida de temperaturas, con aumentos posibles de dimensiones apocalípticas, nos lleva a que por mucho que cambiemos nuestro estilo de vida vamos encaminados a incrementos de 1,5 a 2º C. En laCOP21 se establece este límite de 2º C como el máximo asumible a medio plazo.
Ciudadanos y empresas no nos podemos permitir el lujo de esperar que actúen los políticos para detener este deterioro ambiental
El papel de la Economía Colaborativa y Economía Circular
Parece que la economía colaborativa, y la muy mencionada economía circular, son modelos de regeneración que están poniendo en práctica grandes multinacionales como Renault, Unilever ó Philips. Surgen sistemas ecointeligentes que van más allá del reciclaje, que se puede considerar como un primer paso, y que buscan utilizar los recursos diseñando un círculo virtuoso.
Esto nos lleva a abandonar los viejos sistemas lineales e implementar otros disruptivos que cuestionen el corto plazo, el PIB de las naciones, la convención de los beneficios, y los modelos de negocios que los sustentan.
Quizás algunas empresas confundidas han tomado atajos para engancharse a la moda de la sostenibilidad y han caído en las manos del lavado verde ó greenwashing. El antídoto es la transparencia ya que el consumidor cada vez tiene más medios para estar informado y es muy difícil ocultarle malas prácticas disfrazadas de verdes ó ecológicas. El mundo del marketing tiene todo un reto para generar y satisfacer la nueva demanda sostenible sin incurrir en engaños.
Resumiendo, ciudadanos, compañías, gobiernos y actores sin fines de lucroparecen que convergen en que el crecimiento económico y el desarrollo sostenible tienen que ir de la mano para que nuestro mundo, cada vez más globalizado, sea sostenible.

Pero queda mucho por hacer para que accionistas, directivos de empresas y el mundo de las finanzas se conviertan en verdaderos socios de la sostenibilidad.
Ubicación: Distrito de Lima, Perú

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