Una reputación desdeñada.
Desde la crisis inmobiliaria en el
2008, Wall Street nunca antes se vio tan odiada y vapuleada por la opinión pública.
Razones no faltan, todo el poder económico, la ambición, insensibilidad a las
personas y todo cuanto se puede imaginar se concentraba en un grupo de
banqueros que se creían intocables y demasiado importantes como para caer.
Hasta ahí estos bancos tenían razón,
el gobierno de los EEUU salió a su rescate cuando una por una caían como piezas
de domino.
La economía mundial estuvo al borde
de la destrucción por la codicia de estos banqueros. Elaboraron productos
indigeribles e inentendibles para ellos mismos, y así como un día tenían dinero
suficiente para usarlo como cigarros, también por su codicia y pésimas medidas de control hizo que todo
ese dinero desapareciera como por arte de magia.
Aquella imagen de intocables e
invencibles se vino abajo y ahora todos ven a un banquero como un duende atrás de
su olla de oro, codicioso y repugnante a la vez.
Sin embargo podemos decir que aún
tienen parte de juego en la economía actual.
Aquella generación de banqueros
empolvados ha salido en busca de talentos que quieran continuar con el negocio.
Hasta cierto punto lo están consiguiendo,
pero les ha salido una sorpresa que puede significar un cambio radical para la
banca de Wall Street.
Nuevos rostros, nuevas ideas.
Una generación de jóvenes está
apostando por dar una nueva frescura a esta banca tan corrompida por los deseos
humanos.
Una nueva camada de banqueros jóvenes
está creando organizaciones sin fines de lucro para ayudar a huérfanos,
inmigrantes, veteranos y estudiantes. Dicen que se sienten movidos a reparar el
mundo empleando la sabiduría del capitalismo, no debido a sus deficiencias,
predicando el poder de los dividendos, la auditoría de compras de empresas, el
apalancamiento y una asignación eficiente de los recursos.
Los fundadores del Proyecto
Resolución no se preocupan por la generosidad ni la caridad cuando describen
por qué su organización sin fines de lucro orienta y financia a dirigentes
jóvenes. Prefieren el lenguaje de las finanzas.
“Tenemos
un buen rendimiento”,
dijo Andrew Harris, el vicepresidente del grupo, de 31 años, que asesora a
firmas de capital privado en Forum Capital Partners de Nueva York. “Lo vemos
como algo muy distinto y, para utilizar un término de Wall Street, muy diferenciado”.
Algunos se ven a sí mismos
estableciendo un nuevo molde para la filantropía poscrisis de Wall Street sin
esperar a donar su dinero ni dejar su actividad para dedicarse a tiempo completo
a tareas de beneficencia.
“En
mi generación –nuestra generación- hay una pasión y un interés marcados por
aprender, ganar y devolver, todo simultáneamente”, dijo Andrew
Klaber, de 32 años, analista en el fondo de cobertura Paulson Co. cuya
organización sin fines de lucro Even Ground brinda educación y atención a niños
africanos afectados por el SIDA.
La Banca más poderosa del mundo buscando redención.
Habrá espacio para la redención para
aquellos que llevaron al borde del abismo al mundo?
Existen varios proyectos financiados
por Bancos de talla mundial que dirigen esfuerzos para acercarse más a la
gente.
Y lo más interesante es que proyectos
muy costosos están siendo liderados por estos jóvenes con ganas de cambiar el
mundo y de paso ser los instrumentos de redención para la banca de Wall Street.
“Simplemente
vemos una necesidad no satisfecha en nuestra investigación, y justamente lo que
hacemos en Wall Street es investigar”. Even Ground, que ha distribuido más
de US$800.000 según documentación presentada al IRS, el organismo fiscal,
recibió financiamiento inicial de
Goldman Sachs Group Inc. Tres de los fundadores del Ascend Educational
Fund, que realiza su gala inaugural en el salón de Baile Prince George de Nueva
York el 8 de febrero, trabajaron en el banco.
“El
público al que nos dirigimos es un mercado poco cubierto”, dijo
Adrienne Serrato, de 27 años, cofundadora de Ascend que actualmente trabaja
para la empresa de inversiones con sede en Houston WindAcre Partnership. Su grupo, que otorga becas sin importar la
situación migratoria, concedió US$32.000 en 2013, su primer año completo.
Otra cofundadora de Even Ground,
Julissa Arce, desarrolla instrumentos derivados para clientes de Merrill Lynch en Bank of America Corp. “La primera vez que sentí que lo logré no
fue cuando me nombraron directora”, dijo Arce, de 30 años, egresada de la
Universidad de Texas. “Sentí que lo logré cuando lancé este fondo”. Las
lecciones de los mercados de capitales no son las únicas fuentes de
inspiración. Otros expresaron que se habían sentido sacudidos por la crisis
financiera de 2008.
El rostro de la Humildad y Sencillez asoma por
las ventanas de Wall Street.
“De
la crisis financiera derivó una humildad cultural”, dijo Tim Kleiman, de 30
años, analista del administrador de activos Golub Capital con sede en Nueva
York. Él está trabajando en un proyecto para financiar la educación superior en
África que podría apuntar a obtener una ganancia.
“Enfrentar
estos hechos realmente aleccionadores, en los que se ve el colapso de estos
sistemas y los tristes costos humanos que trajeron aparejados –sin que fueran
necesariamente consecuencia de la intención de alguien- fue lo que impulsó mi
idea”,
manifestó Kleiman.
Esta manera de pensar parece que está
calando hondo en las conciencias de aquellos que se dejaron corromper por la
codicia.
Al parecer el mensaje está cobrando más
fuerza y es posible tener una renovación más humana en la banca de Wall Street
Nuevos rostros, nuevas ideas y sobre
todo nuevos corazones están tomando su lugar en el mundo.
Sin embargo, el otro lado de la moneda nos da otro panorama, eso lo comentaremos en otra oportunidad.
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