El Jueves
23, puede ocurrir algo histórico, casi tan equiparable con la caída del muro de
Berlin en los 90. No es exagerado decir que ese dia se definirán muchas cosas
cosas para el destino de Europa
No hay que
ser fatalistas tampoco, pero de hecho, la Europa como la conocemos puede dejar
de ser como es.
Europa
puede dejar de existir tal y como la conocemos esta semana. Dos de los países
más importantes que conforman su economía irán a las urnas y los resultados
podrían poner a la Unión en su ruta mediata de desintegración.
Europa y el 23 de Junio
El
próximo 23 de junio, 40 millones de británicos tienen una cita histórica en las
urnas para decidir si permanecen en la UE o no. Ante la inminencia de una fecha
tan decisiva y frente al sinfín de datos e hipótesis barajadas a lo largo de la
campaña, se plantean varios interrogantes, entre ellos, cuál ha sido la
trayectoria histórica de las relaciones entre Reino Unido y Europa, o cuáles
son los principales argumentos alegados por los partidarios del “sí” y del
“no”. Asimismo, todo parece indicar que un posible “brexit” tendría numerosas
implicaciones, tanto a nivel interno, en lo que se refiere a la economía o a la
soberanía y de unidad territorial, como a nivel comunitario, especialmente en
lo relativo al inédito desafío que este referéndum supone para el proyecto
europeo.
En
cualquier caso, el ministro británico de Exteriores, Philip Hammond, ha sido
claro: "El mensaje que estamos intentando dar al pueblo británico es que
será una decisión irreversible, si el Reino Unido decide irse no habrá una
vuelta atrás, nunca podría volver a unirse a la UE en una fecha posterior
excepto en términos que serían inaceptables, como miembros del euro o de (el
espacio europeo sin fronteras) Schengen".
Primero Británicos,
luego Europeos
La
pertenencia del Reino Unido en la UE siempre ha estado condicionada por las
peculiaridades de la isla, que busca proteger sus intereses en un espacio cada
vez más integrado, lo que se traduce en un conjunto de salvaguardas como el
“cheque” británico, el rechazo al euro, las excepciones sociales y laborales…
"Tenemos
el carácter de una nación isleña: independiente, franca, apasionada en defender
nuestra soberanía. Debido a esa sensibilidad, venimos a la Unión Europea con
una mentalidad que es más práctica que emocional", decía el primer
ministro británico, David Cameron, en enero de 2013.
Con
la llegada de Londres a la Comunidad Económica Europea en 1973, cuando los
cimientos del bloque eran ya sólidos y el eje franco-alemán lideraba con fuerza
los ideales de integración europea, se filtró un pragmatismo ante las
decisiones procedentes de Bruselas que muchos consideraron un freno al proyecto
común. Los dos vetos que llegó a imponer a su adhesión el presidente francés,
Charles de Gaulle, marcaban las distancias continentales ante la llegada de una
economía que iba a necesitar apoyo urgente, recuerda Stephen Wall, antiguo
asesor del ex primer ministro británico Tony Blair, al European Policy Center
(EPC).
Al
imponerse al frente del Gobierno británico la conservadora Margaret Thatcher
(1979-1990) y sus reformas económicas, los ataques a los principios vitales de
la CEE parecieron alcanzar un clímax en 1988. Thatcher fue firme defensora del
mercado único, una de las metas por las que más ha trabajado siempre el Reino
Unido, que ha tenido también un papel destacado en la política exterior y
comercial comunitaria, así como al apoyar adhesiones posteriores. En paralelo,
negoció el "cheque" británico, la compensación que la UE devuelve a
ese país al hacer valer el argumento del escaso beneficio que para su pequeño
sector agrario tiene la mastodóntica Política Agrícola Común, que aún absorbe
la mayor parte del presupuesto comunitario.
El
Reino Unido hizo gala también de su insularidad al mantenerse fuera del espacio
sin fronteras Schengen y acogerse a cláusulas de exclusión voluntaria en cuanto
a la adopción del euro como moneda común, la política comunitaria de asilo y
asuntos de Justicia e Interior, apuntó a Efe el analista político Pawel
Swidlicki, del centro de estudios Open Europe. Goza además de un protocolo en
la Carta de Derechos Fundamentales de la UE que explicita su limitación a las
leyes nacionales existentes, y se mantuvo fuera del Protocolo social adjunto al
Tratado de Maastricht de 1992, hasta que lo incorporó Blair.
En
opinión del analista sénior del German Marshall Fund de EEUU Michael Leigh, es
en cambio "engañoso" pensar que el Reino Unido es el único país que
busca un "tratamiento especial": Suecia y Polonia aseguran que no
piensan incorporar el euro; Bulgaria, Croacia, Chipre y Rumanía aún no
participan de Schengen completamente. El Reino Unido simplemente "es más
franco que otros en la defensa de sus intereses cuando se siente amenazado por
iniciativas de Bruselas", zanjó Leigh.
La
convocatoria del referéndum constituye una promesa que hizo el primer ministro
británico, David Cameron, si ganaba las elecciones generales en 2015 para dar
respuesta a las demandas del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP)
y de una parte de los conservadores, que alegaban que el país no se había
pronunciado sobre su relación con la UE desde que se realizara un referéndum
idéntico en 1975.
Inmigración y Economía,
se levanta la polémica
Ante
este escenario de excepcionalidad, el Reino Unido materializó esta declaración
de intenciones en la convocatoria de un referéndum para decir sí o no a una
Europa a la que Cameron arrancó en una cumbre en febrero las últimas
concesiones a su miembro más díscolo.
La
inmigración y la economía acaparan los debates de la campaña que ha cobrado
tintes agresivos y alarmistas.
Las
campañas oficiales están integradas por políticos de distintos partidos, ya que
todos tienen libertad para decidir qué votarán en el histórico plebiscito. Los
que apoyan la permanencia en la UE, encabezados por el primer ministro, David
Cameron, están reunidos bajo el lema "Britain Stronger in Europe" (El
Reino Unido es más fuerte en Europa), y los que respaldan el "brexit"
(salida del club comunitario), como el exalcalde de Londres Boris Johnson,
están en la campaña "Vote leave" (Vote por salir).
Los
políticos que piden continuar en el bloque común se centran en alertar a la
población del impacto económico que tendría una eventual retirada, con pérdidas
de empleos, una caída de la inversión extranjera y de los precios de la
vivienda, el desplome de la libra esterlina y hasta la huida de capitales. El
campo del "brexit", por su parte, augura un futuro económico bueno
para el Reino Unido al considerar que el país puede firmar acuerdos comerciales
con otros países y utilizar la abultada aportación británica a la UE -estimada
en más de 14.000 millones de euros- para financiar la sanidad pública.
Además,
los detractores de la UE han empezado a hacer hincapié en la inmigración, con
beneficiosos resultados en las encuestas, especialmente después de la reciente
aparición en la cadena ITV de Cameron y del eurofóbo Nigel Farage, del Partido
de la Independencia del Reino Unido (UKIP), quien llegó a vincular la entrada
de inmigrantes con la posibilidad de ataques sexuales como los ocurridos la
pasada Nochevieja en Colonia (Alemania).
"El
campo del “brexit” se ha centrado en un asunto que sabe es el más fuerte: la
inmigración. Y apoyado por una prensa de derechas, les ha dado mucho éxito",
dijo a Efe Dan Jackson, catedrático de Política de la Universidad inglesa de
Bournemouth, al referirse a periódicos como el "Daily Mail" o
"The Daily Telegraph". En tanto, el experto Simon Usherwood, de la
Universidad inglesa de Surrey, afirmó a Efe que los políticos habían evitado
hablar demasiado, hasta hace unas semanas, sobre la inmigración para no ser
calificados de "racistas y xenófobos".
El asesinato de
Jo Cox
A
menos de una semana para el plebiscito europeo, la inesperada muerte a tiros el
pasado jueves 16 de junio en la localidad de Bristall (norte del Reino Unido)
de la diputada laborista Jo Cox, ha sacudido a todos los sectores políticos del
país y ha puesto en entredicho el tono crispado de los argumentos empleados en
el debate sobre Europa, en particular al tratar los dos puntos más espinosos: inmigración
y economía.
La
parlamentaria de 41 años era una de las figuras más prometedoras y queridas del
Partido Laborista y estaba muy implicada en hacer campaña en pro de la
permanencia en la UE. Cox perdió la vida por los disparos de un hombre de 52 años,
con supuestos vínculos con la extrema derecha y problemas mentales, que al
comparecer ante un tribunal gritó la consigna: "Muerte a los traidores.
Libertad para el Reino Unido". En señal de duelo, los líderes políticos
decidieron suspender todos los actos de campaña durante tres días, reanudándose
el domingo 19 de junio.
El
asesinato de Cox ha generado un nuevo
debate sobre la manera en que se ha conducido el debate y la forma de hacer
política en el país británico. En este sentido, el ex primer ministro laborista
Gordon Brown pidió, en un artículo en el diario "The Guardian", una
nueva "cultura del respeto" con la que "desafiar los prejuicios
y la intolerancia". "Solo erradicando el prejuicio y el odio que la
mató podemos hacer justicia al significado de la vida de Jo Cox", opinó.
Por
su parte, el periódico "The Times" advirtió en un artículo de opinión
a los partidarios de la continuidad en la UE que no caigan en la tentación de
"culpar" a la campaña del "brexit" -que ha esgrimido
argumentos muy duros contra la inmigración- de la muerte de Cox.
Reacciones en últimas
encuestas
Luego
que recientes encuestas aumentaran hasta 74% las probabilidades de que Gran
Bretaña finalmente permanezca en la Unión Europea (UE), los mercados
internacionales iniciaron la semana con ganancias de más de 3%, tras siete días
en que el fantasma del “Brexit” suscitó aversión total al riesgo, haciendo caer
la renta variable, tipo de cambio y precios de los commodities en todo el orbe.
Para
los analistas, el asesinato de la parlamentaria laborista, Joe Cox, quien era
partidaria de la permanencia de Reino Unido en la UE, podría influir en los
indecisos y según el diario hispano Expansión, ya a las puertas del referéndum,
el próximo jueves, los sondeos constatan un freno de los partidarios del
Brexit.
El
optimismo se dejó sentir primero en Asia, donde, en el mercado japonés, su
índice Nikkei registró la mejor jornada en dos meses, al subir 2,34%. El Hang
Seeng de Hong Kong, por su parte, cerró con un alza de 1,69%, ganancias que se
moderaron a 0,13% en Shanghai. En Europa, la situación fue aún más favorable y
el FTSE 100 de Londres se disparó 3,27%, mientras que, en Frankfurt, el Dax
escaló 3,49%. De acuerdo al medio económico español, las empresas mineras y
petroleras contribuyen a los avances en una jornada favorable en el mercado de
commodities.
Por
último, en Bruselas preocupa qué ocurrirá durante todo ese periodo con los
británicos en las diferentes instituciones, por ejemplo 73 de los 751
eurodiputados del Parlamento Europeo (PE) son del Reino Unido, y con su
participación en la negociación de legislaciones. El propio presidente del PE,
Martin Schulz, recalcó recientemente que los británicos "tendrán derecho a
votar hasta que dejen de ser miembros de pleno derecho", mientras que
fuentes parlamentarias dijeron no esperar que se actúe de manera distinta en el
Consejo o en la Comisión Europea.
Hay
mucho en juego y mucho de que hablar después de ese dia.
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