Los
últimos años han sido complicados para la economía mundial, los mercados
financieros han sido sacudidos hasta la medula, convulsiones sociales en
distintas partes del mundo, la caída del precio del petróleo y una serie de
acontecimientos han venido a marcar un antes y después para la economía actual.
Mercados al
viento
Desde
principios de este año, la economía mundial enfrenta un nuevo período de
intensa volatilidad en los mercados financieros, marcado por la brusca caída de
los precios de las acciones y otros activos riesgosos. Son diversos los
factores en juego: la preocupación por un aterrizaje forzoso de la economía
china y el posible decaimiento del crecimiento en Estados Unidos en un momento
en que la Fed ha comenzado a elevar las tasas de interés, los temores por la
escalada en el conflicto saudí-iraní, y las señales, principalmente el desplome
de los precios del petróleo y las materias primas, de una intensa debilidad en
la demanda mundial.
Y
aún hay más. La caída de los precios del petróleo, junto con la falta de
liquidez en el mercado, el aumento del apalancamiento de las empresas
energéticas estadounidenses, de las empresas energéticas y de la frágil deuda
soberana en las economías exportadoras de petróleo, están agudizando el temor
por graves eventos crediticios (incumplimientos) y una crisis sistémica en los
mercados de crédito. Luego tenemos las aparentemente interminables
preocupaciones por Europa, con un aumento de la probabilidad de que Gran
Bretaña abandone la Unión Europea (la llamada Brexit), mientras los partidos
populistas de la derecha y la izquierda ganan terreno en todo el continente.
Estos
riesgos se ven amplificados por algunas sombrías tendencias para el mediano
plazo, que implican crecimiento mediocre generalizado. De hecho, la economía
mundial en 2016 seguirá estando caracterizada por una nueva anormalidad en
términos del producto, las políticas económicas, la inflación y el
comportamiento de los precios de los activos clave y los mercados financieros.
Una
anormalidad en la economía mundial
En
primer lugar, el crecimiento potencial de los países desarrollados y emergentes
ha caído debido a la carga de la elevada deuda privada y pública, el rápido
envejecimiento poblacional (que implica mayor ahorro y menor inversión) y
diversas incertidumbres que limitan el gasto de capital. Además, muchas
innovaciones tecnológicas no se han traducido en un mayor crecimiento de la
productividad, el ritmo de las reformas estructurales continúa siendo lento y
un prolongado estancamiento cíclico ha erosionado la base de habilidades y de
capital físico.
En
segundo lugar, el crecimiento real ha resultado anémico y ha estado por debajo
de su tendencia potencial debido al doloroso proceso de desapalancamiento en
curso, primero en USA, luego en Europa y ahora en los mercados emergentes
altamente apalancados.
En
tercer lugar, las políticas económicas ,especialmente las monetarias, se han
ido tornando cada vez menos convencionales. De hecho, la distinción entre la
política monetaria y la fiscal se ha desdibujado cada vez más.
Diez
años atrás, ¿quién había escuchado términos como política con tasas de interés
nulas (ZIRP), expansión cuantitativa (QE), expansión del crédito (CE),
orientación prospectiva (FG), tasas de depósito negativas (NDR) o intervención
no esterilizada en el mercado cambiario (UFXInt)? (Todas las siglas
corresponden a los nombres en inglés). Nadie, porque no existían.
Todo
un nuevo código y lenguaje económico se ha apoderado de la actualidad, incluso
ahora la definición de esta nueva terminología aun no termina de consolidarse
debido a lo cambiante de los mercados y la situación económica mundial.
Pero
ahora estas herramientas no convencionales de política monetaria son lo
habitual en la mayoría de las economías avanzadas, e incluso en algunos
mercados emergentes. Y las acciones y señales recientes del Banco Central
Europeo y el Banco de Japón refuerzan la percepción de que hay más políticas no
convencionales en camino.
Políticas
Monetarias fuera de sentido común
Algunos
afirmaron que estas políticas monetarias no convencionales —y el enorme
crecimiento de los balances de los bancos centrales que las acompaña—
implicarían la degradación de las monedas fiduciarias. El resultado, sostenían,
será la inflación desbocada (e incluso, la hiperinflación), un elevado aumento
de las tasas de interés a largo plazo, el colapso del valor del dólar
estadounidense, un salto en el precio del oro y otras materias primas, y el
reemplazo de las devaluadas monedas fiduciarias con criptomonedas, como
bitcoin, moneda que ya se comercializa en los mercados de divisas, uno solo
bitcoin en la actualidad llega a valer mas de 400 dolares americanos.
En
lugar de eso ,y esta es la cuarta
aberración,la inflación aún es demasiado baja y continúa cayendo en las
economías avanzadas a pesar de las políticas no convencionales de los bancos
centrales y el vertiginoso aumento de sus balances. El desafío para los bancos
centrales es aumentar la inflación o incluso evitar la deflación. Simultáneamente,
las tasas de interés a largo plazo continuaron descendiendo en los últimos
años; el valor del dólar ha aumentado; los precios del oro y las materias
primas cayeron bruscamente; y bitcoin fue la moneda con peor desempeño en
2014-2015.
El
motivo por el que la inflación ultrabaja continúa siendo un problema es que la
relación causal tradicional entre la oferta monetaria y los precios se ha roto.
Un motivo de esto que los bancos están acumulando la oferta monetaria adicional
en forma de reservas excedentes en vez de prestarla (en términos económicos: la
velocidad del dinero ha colapsado). Además, las tasas de desempleo continúan
siendo elevadas y esto otorga poco poder de negociación a los trabajadores. Y
en los mercados de productos en muchos países continúa existiendo capacidad
excedente, con grandes brechas en la producción y una baja capacidad de
fijación de precios por parte de las empresas (un problema de capacidad
excedente exacerbado por la sobreinversión china).
Ahora,
después de una enorme caída en los precios de la vivienda en los países que
experimentaron una bonanza y posterior desplome, los precios del petróleo, de
la energía y de otras materias primas han colapsado. Llamemos a esto la quinta
anomalía: el resultado de la desaceleración china, el aumento en la oferta
energética y de metales industriales (después de una exitosa exploración y
sobreinversión en nueva capacidad) y la fortaleza del dólar, que debilita los
precios de las materias primas.
Economía Real
en cuarentena
La
reciente agitación en el mercado ha iniciado la deflación de la burbuja mundial
de activos generada por la QE, aunque la expansión de las políticas monetarias
no convencionales puede alimentarla un tiempo más. La economía real en la
mayoría de las economías avanzadas y emergentes está gravemente enferma, pero
sin embargo, hasta hace poco, los mercados financieros se disparaban con el
apoyo de la expansión adicional de los bancos centrales. La pregunta es durante
cuánto tiempo pueden divergir los mercados financieros y la economía en general.
De
hecho, esta divergencia es un aspecto de la última anormalidad. El otro que los
mercados financieros no han reaccionado mucho, al menos hasta ahora, a los
crecientes riesgos geopolíticos, como los originados en Oriente Medio, la
crisis de identidad europea, las crecientes tensiones en Asia, y los
persistentes riesgos de una Rusia más agresiva. Nuevamente, ¿durante cuánto
tiempo puede mantenerse esta situación, en la cual los mercados no solo ignoran
a la economía real sino que además descuentan el riesgo político?
Creciendo,
pero con anemia
El
crecimiento mundial continúa, pero a un ritmo lento, lo que aumenta los riesgos
para la economía mundial, según la última edición de Perspectivas de la
economía mundial (informe WEO) publicada por el FMI.
En
el informe WEO se pronostica que la economía crecerá a un ritmo del 3,2% en
2016 y del 3,5% en 2017, lo que representa una revisión a la baja del 0,2% y el
0,1%, respectivamente, en comparación con la Actualización de las perspectivas
de la economía mundial del mes de enero de 2016.
En
un reciente discurso, la Directora Gerente del FMI Christine Lagarde, advirtió
que la recuperación sigue siendo lenta y demasiado frágil, y que existe el
riesgo de que la persistencia del crecimiento débil tenga efectos perjudiciales
para el tejido social y político de muchos países.
“Un
nivel más bajo de crecimiento significa que hay menos margen para el error”,
afirmó Maurice Obstfeld, Consejero Económico y Director del Departamento de
Estudios del FMI. “La persistencia de un crecimiento lento deja secuelas que,
de por sí, reducen el producto potencial y, por ende, la demanda y la inversión”,
agregó.
Las
actuales perspectivas de deterioro exigen una respuesta inmediata y proactiva,
señaló Obstfeld. Para apuntalar el crecimiento mundial, subrayó, es necesaria
una combinación de políticas más enérgicas: una estrategia de tres pilares
basada en políticas estructurales, fiscales y monetarias.
“Si
las autoridades nacionales encargadas de formular las políticas reconocieran
claramente los riesgos en común que enfrentan y actuaran de forma conjunta para
prepararse a afrontarlos, los efectos positivos en la confianza mundial podrían
ser sustanciales”, observó Obstfeld.
En
Estados Unidos, se prevé que el crecimiento se mantenga sin variaciones en un
2,4%, y registre un repunte moderado en 2017. El fortalecimiento de los
balances, la ausencia de nuevos aumentos del lastre fiscal y la mejora del
mercado inmobiliario apuntalarán la demanda interna. Se espera que estos
factores neutralicen el freno a las exportaciones netas ejercido por el
fortalecimiento del dólar y el deterioro de la actividad manufacturera.
En
la zona del euro, los bajos niveles de inversión, los altos niveles de
desempleo y el deterioro de los balances perjudican el crecimiento, que se
mantendrá moderado en una tasa del 1,5% este año y del 1,6% el próximo.
En
Japón, tanto el crecimiento como la inflación tienen un menor nivel de lo
esperado, como reflejo de un descenso especialmente pronunciado del consumo
privado. Se proyecta que el crecimiento permanezca en el 0,5% en 2016, antes de
reducirse a un nivel levemente negativo del -0,1% en 2017, cuando entre en
vigor el aumento programado de la tasa del impuesto al consumo.
Podría
decirse que esta generación va a vivir situaciones únicas en la historia, sin
duda alguna esto va a durar mucho por lo que recomiendo que agarren su silla
preferida y se sienten a ver las cosas que vendrán.
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