martes, 31 de mayo de 2016

Actualidad: Francia y Alemania advierten resurgimientos de nacionalismos

Europa nos trae más de una noticia en estos días, no tanto por algunos hechos críticos que se vienen dando, como por ejemplo las protestas en Francia, sino porque varios líderes mundiales han mencionado cosas que ponen los pelos de punta a cualquiera.
Hace un par de días durante la ceremonia para conmemorar el centenario de la batalla de Verdun, los buenos amigos de Hollande y Merkel dieron cuenta de sus inquietudes en relación a la actual sociedad europea.

Preocupación conjunta
Los líderes aprovecharon la ocasión para valorar la reconciliación alcanzada entre ambos países y alertar contra la división de Europa. “Las fuerzas de la división, la separación y el aislamiento están trabajando de nuevo”, advirtió Hollande. Merkel lo secundó: “El pensamiento y la actuación puramente nacionalistas nos harían retroceder. Y eso vale lo mismo para la superación de la crisis de deuda Europa que para el trato de las personas que buscan refugio entre nosotros y para todos los grandes retos de nuestro tiempo”.
Los dos mandatarios ofrecieron una solemne imagen de unidad en un homenaje de varias horas en un lugar emblemático para la historia reciente europea. “Nuestro deber sagrado está escrito en el suelo arrasado de Verdún. Amemos nuestra patria, pero protejamos nuestra casa común” ante “las fuerzas de la división, del cierre y del repliegue”, proclamó el presidente francés.
Hollande evocó también el proyecto de paz que supone Europa. “Sabemos que se tardaría mucho menos tiempo en destruirlo que lo que se tardó en construirlo”, afirmó. El nombre de Verdún es un símbolo de la “inconcebible crueldad y sinsentido de la guerra, así como de las lecciones extraídas y de reconciliación franco-alemana”, afirmó Merkel. “Todos estamos llamados a mantener vivo el recuerdo en el futuro”, añadió la canciller germana.
La visita de Merkel y Hollande a Verdún evoca el recuerdo del histórico apretón de manos con el que sus antecesores Helmut Kohl y François Mitterand sellaron simbólicamente la reconciliación entre alemanes y franceses durante su visita al antiguo campo de batalla en 1984. “Esa imagen quedó grabada a fuego en la memoria colectiva de nuestras naciones”, destacó Merkel. Por la tarde, ambos mandatarios visitaron el renovado memorial de Verdún en la localidad de Fleury-devant-Douaumont.


La pesadilla del nacionalismo
¿Cómo se explica este extraño resurgimiento mundial del nacionalismo cuando existen tantas fuerzas económicas y tecnológicas que empujan en la dirección opuesta?
Una respuesta es que probablemente los profetas de la globalización siempre subestimaron el poder residual del nacionalismo. Si uno pasa su tiempo en salas de aeropuertos y en conferencias internacionales, es fácil olvidar que la mayoría de las personas viven sus vidas más arraigadas a un lugar en particular. De hecho, los efectos desorientadores de la globalización probablemente animan a la gente a buscar consuelo y significado en cosas que son más locales o nacionales, ya sea un lenguaje o una historia en común. La desconfianza en la globalización y las finanzas internacionales también recibió un gran impulso después de la crisis económica de 2008.
La pobreza y la guerra están dando lugar a movimientos masivos de refugiados, especialmente hacia Europa y las zonas más seguras del Medio Oriente. No hay nada como la migración en masa, o una crisis de refugiados, para que la gente tome consciencia de la importancia imperecedera de las fronteras. La reacción en contra de la inmigración ha sido fundamental para el surgimiento de partidos nacionalistas como el Frente Nacional francés, los Demócratas de Suecia y el Partido de la Independencia del Reino Unido de Gran Bretaña.
Por último, existe la idea de que el orden mundial es inestable, lo cual puede estar avivando el sentimiento nacionalista, conforme los países o movimientos separatistas ven una oportunidad para impulsar sus agendas previamente inactivas.
Desafortunadamente, puesto que los movimientos nacionalistas se definen a sí mismos en contra de los extranjeros, a menudo provocan movimientos nacionalistas rivales a sus alrededores. Se pudo apreciar esto incluso en Gran Bretaña, donde el auge del nacionalismo escocés creó cierta hostilidad hacia los escoceses de parte de los ingleses. La misma dinámica está en juego, en forma mucho más peligrosa, en Asia. En China, una encuesta reciente sugirió que más del 50 por ciento de la población espera una guerra con Japón. Otra encuesta de opinión sugirió que más del 90 por ciento de los japoneses tenía una opinión negativa de China.
En una época más optimista, un pensador japonés Ohmae popularizó la noción de un mundo sin fronteras. Durante 25 años, su idea pareció poderosa y profética. Tristemente, ahora parece cada vez más desentonada con un mundo en el que está resurgiendo el nacionalismo.


La Ultraderecha se presta para movimientos nacionalistas
El auge de las facciones políticas en extremo conservadoras o alineadas en lo que se ha dado en llamar “ultraderecha”, se ha hecho evidente en los últimos años en Europa, particularmente en los meses recientes. El descontento hacia la imposición de ciertas medidas por parte de la Unión Europea así como la aparente, para algunos obvia, incapacidad del bloque comunitario para hacer frente a crisis y problemas de envergadura, ha volcado a una parte importante de la opinión pública a mirar a la derecha.
A lo anterior se suma el incremento de las amenazas contra la seguridad de algunos países, algo surgido en virtud de los atentados terroristas sucedidos tanto en París como en Bruselas. En medio del temor a nuevos hechos terroristas, crecen a su vez los señalamientos contra quienes migran desde el Medio Oriente y el norte de África, por ser éstos en su mayoría, creyentes del Islam y asociados, con fundamento o no, con el fundamentalismo islámico. El panorama político se enrarece una vez más en el viejo continente siendo Austria el último exponente de ello.
Este domingo se celebró en el país centroeuropeo el balotaje de las elecciones presidenciales, unos comicios importantes puesto que aunque el jefe de Estado tiene funciones limitadas, conserva para sí poderes estratégicos. El ultraderechista y carismático Norbert Hofer, hasta última hora del domingo, mantenía un empate técnico con el ecologista Alexander Van der Bellen. Hofer, abanderado por el Partido de la Libertad -‘Freiheitliche Partei Österreichs’ o FPÖ-, señaló en abril que “el Islam no es parte de Austria” y que no quería que “Austria sea de mayoría musulmana”.

¿Neonazismo?
Por su parte, en Alemania, donde en teoría hay restricciones legales contra el Nazismo y sus derivaciones, ha habido un resurgir de movimientos ultraderechistas que, en parte, se distancian discursivamente del ideario promovido por Adolf Hitler durante su gestión. Las críticas contra el gobierno presidido por Angela Merkel han devenido en algunos casos en nutridas protestas, como una escenificada en Berlín a principios de este mes, donde se coreaba entre otras cosas: “No al Islam en suelo alemán”.
La germana ‘Alternative für Deutschland’ o AfD, indicó recién que los importantes triunfos alcanzados por la ultraderecha en varios países europeos, incluyendo Austria, eran una “importante señal”. La AfD es de hecho, la segunda fuerza política en importancia en tres regiones alemanas y aunque no es abiertamente contraria a la Unión Europea -donde justamente Alemania ejerce oficiosamente el control indiscutible- sí lo es del euro, moneda que sustituyó a la que era la moneda fuerte alemana, el marco. En todo caso, el grado de aceptación de su plataforma es considerable.
El 1° de mayo de este año, la AfD proclamó que el “el Islam no es parte de Alemania” y tres días después, su presidenta adjunta Beatrix von Storch, alertó que no era posible seguir formando parte de la Unión Europea “en la forma actual”. En un hecho por lo menos curioso, hace menos de dos semanas, un tribunal de Munich obligó a la cervecería Hofbräukeller de esa ciudad, a permitir un mítin de la AfD luego de que el local decidiese rescindir el contrato de alquiler a esa agrupación por “razones de seguridad”. En ese mismo sitio, Hitler dio su primer discurso político en 1919.

En pleno siglo XXI, donde la tecnología permite tener un nivel de acceso muy alto a la información, donde el principal periodista es el ciudadano de a pie, parece siniestro ver cómo es que asuntos tan delicados vuelvan a mostrar su sombra en sociedades europeas.
Al parecer, aun hay raíces de egocentrismo en lo profundo de la sociedad europea que dan pie frutos de visiones nacionalistas que tanto daño causaron a la humanidad.



Ubicación: Lima, Perú

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